La evocación es una técnica de aprendizaje que se basa en la recuperación activa y consciente de la información que hemos aprendido a través del estudio o la experiencia. Pensemos que el aprendizaje implica necesariamente tres etapas: la codificación (cuando la información entra en el cerebro), el almacenamiento (cuando la información codificada se guarda en la memoria a largo plazo) y la recuperación (cuando evocamos o recordamos la información almacenada en la memoria a largo plazo). Aunque son diversas las técnicas de estudio que pueden ayudar a mejorar la retención y comprensión de la información, la evocación tiene efectos muy beneficiosos en el aprendizaje a largo plazo.
Evocar activamente información es un proceso que requiere un esfuerzo cognitivo mayor que otras técnicas de estudio como releer o repasar el contenido. Sin embargo, es justo este esfuerzo mental el que logra mayor impacto en el aprendizaje. Como el cerebro está diseñado para funcionar de manera eficiente y efectiva utilizando los recursos mínimos necesarios para realizar una tarea, cuando nos esforzarnos por recordar algo, el cerebro hará que acceder a esa información sea más fácil en situaciones futuras. Asimismo, cuanto más a menudo evoquemos la información, más fuertes se volverán las conexiones neuronales asociadas a dicho contenido en aras de su recuperación.
En el aprendizaje de segundas lenguas, escribir y hablar son habilidades que a los estudiantes les resultan más difíciles que escuchar y leer. La comprensión auditiva y la lectura son habilidades receptivas, mientras que la producción oral y escrita son prácticas productivas o generativas; es decir, implican evocar lo que saben sobre gramática, vocabulario, pronunciación y entonación. Por otro lado, pensemos ahora en lo que hacemos en el aula. Durante las clases nos centramos en la codificación, es decir, en que los alumnos adquieran conocimiento, pero en los exámenes evaluamos la capacidad que tienen de recuperar lo que han aprendido; en otras palabras, en la evocación. Dicho esto, ¿no deberíamos entonces dedicar más tiempo a practicar la evocación para mejorar el aprendizaje de los contenidos?
La práctica de la evocación también tiene otros beneficios, pues por un lado permite al estudiante saber dónde está fallando más y, por otro lado, el profesor puede conocer qué aspectos deben mejorarse. A continuación presento una serie de aspectos sobre la evocación y su práctica que podemos tener en cuenta si decidimos implementar en clase.
Por último cabe mencionar que cuanto más esfuerzo cognitivo implica la evocación, mayor será su impacto en el aprendizaje; por tanto, una práctica basada en el recuerdo libre tiene mayor impacto que aquella basada en pistas o en el reconocimiento (Héctor Ruiz 2020).
Pruebas low-stake
Aunque no suelen utilizarse para este fin, las pruebas evaluativas se basan en la evocación, por lo que son un recurso ideal para practicarla. En este caso, propongo hacer pruebas de baja repercusión para el estudiante (low-stake). Estas actividades tienen un bajo nivel de presión y permiten a los estudiantes practicar, cometer errores y aprender de ellos sin que un mal resultado tenga consecuencias significativas en la calificación final. Otra forma de implementar este tipo de pruebas sería aumentando la cantidad que se realizan, pues el aprendizaje mejora con la práctica frecuente. En las pruebas se va incorporando acumulativamente el contenido visto y trabajado en clase y se reincide en los puntos débiles de las pruebas anteriores. En este caso, la retroalimentación es importante y debe centrarse en cómo evitar cometer los mismos errores en la próxima prueba.
Evocación espaciada
Los estudiantes retendrán mejor la información si las prácticas se distribuyen en el tiempo. Así que en lugar de revisar el contenido en una sola sesión, se puede dividir en secciones más pequeñas y revisarse varias veces a lo largo de un período de tiempo más largo. Como el cerebro tiene que trabajar más para recordar la información que se pide, la memoria a largo plazo se refuerza y hará que sea más fácil recuperarla en el futuro. En general, cuanto más tiempo transcurra entre cada revisión, mejor retendrá el alumno la información.
Evocación entrelazada
Este tipo de evocación implica cambiar constantemente de tarea, por lo que los estudiantes realizan diferentes tipos de ejercicios en lugar de enfocarse en uno solo a la vez hasta dominarlo. Al alternar entre diferentes tipos de ejercicios, el cerebro tiene que trabajar más para encontrar las soluciones, lo que ayuda a desarrollar la flexibilidad cognitiva y la capacidad de transferir los conocimientos a diferentes situaciones. Aunque estas prácticas parecen contraintuitivas en el aprendizaje a corto plazo, numerosos estudios han demostrado que los beneficios a largo plazo son mayores (Bahrick 1979, Budé et. al 2011, Karpicke y Roediger 2007, Keppel 1964, Rohrer y Taylor 2007)